EL AUTODIDACTA

Aprendí a abrazar fuerte pero con cautela. A tomar de la mano mirando al suelo, a crear silencios incomprensibles y a dedicar palabras ambiguas. Aprendí a detenerme en pleno vuelo y a caer en picada sobre suelos duros o aguas turbias. Huyo de mis pasiones como de la lluvia, esperando que escampe siempre bajo algún techo. Aprendí a medir mis confesiones y a desmentirlas, si es que se me escapan. Aprendí que mi tacto es filo vestido en seda, que mi saliva es veneno de acción lenta, que mi voz es cortina de humo y que mi sexo es cadena de hierro al rojo vivo. Aprendí a escribir sólo versos cortos, a insinuar y a sembrar incertidumbre, a vestir máscaras de tonos grises y a sonreír con ojos apagados. Aprendí a esconderme tras las ramas flacas de los árboles, a posar el dedo cerca del ojo para convencerme de que tapo el sol, a medir mis palabras como si no valieran y a ocultarme tras las palmas de mis manos.

Aprendí a temerle al amor que entrego, un poco más que al que recibo. Le construí altar al silencio y a la soledad en el lugar más grande de mi corazón y ahora sus velas queman todo lo que se acerca. La duda que una vez me despertó ante el mundo, se torna en bruma y gas lacrimógeno. Estoy corriendo en círculos, a ciegas, sin saber bien si busco un tropiezo o un abismo. Aprendí a ver con rabia mi reflejo en espejos, lagos y ojos. A desviar la mirada ante los elogios y recibir plenamente los reproches. Aprendí a pensar en el mundo como algo lejano e inalcanzable, a tomarme demasiado en serio los problemas y a tirar en cualquier sitio las sonrisas. Me acostumbré a sembrar temores, a atenderlos con celo y disciplina, a cuidarlos y alimentarlos cada día y cada noche; me acostumbré, en consecuencia, a cosechar derrotas. 

No puedo, sin embargo, decir que aprendí de alguien. Nadie me señaló este sendero tan estrecho. Ni amores viejos ni amigos ni padres... Escucho voces ofreciendo auxilio desde cimas de montañas, copas de árboles ancianos y lomos de pájaros gigantes. Paso de largo cada vez, fingiendo que no escucho, trazando con cada paso este camino muerto, habituándome al frío y al suelo áspero, al aire seco y al ardor en la piel. Cargo con mis libros y mis versos al hombro, junto a las canciones que nunca vieron la luz, junto a las fotos de amigos que ya no frecuento... Y todo pesa.

Y ahora, aquí, de pie junto a un río cristalino y bajo un sol inmerecido, viendo como sus aguas se oscurecen al tocarme, me pregunto si es posible soltar el equipaje, saltar adentro y dejar que me limpie de una vez por todas. Una sola zambullida no es suficiente. Tengo la piel manchada, callosa y reseca. Llevo mucho tiempo caminando encorvado y sucio. Ya es suficiente. Que la corriente se lleve todos mis lastres, que se pierdan mis miedos para siempre en sus olas, que desaparezcan todas mis manchas oscuras.

Intuyo en estas aguas otra vida posible. Todo lo que aprendí se ve distinto en su reflejo dorado. No puedo evitar la rabia cuando me ataca el recuerdo y mi memoria aún se extravía en dolores viejos y amarguras, pero ahora siento, mientras todo eso sucede, cómo cierran lenta y dolorosamente las heridas. Ahora creo que también se desaprende, que la piel puede ser suave; la saliva, dulce y el sexo, libre; que el pasado no tiene por qué doler siempre y que el amor se descubre cuando se pierde el miedo. 

Péndulo

Comentarios

  1. Están todos los aprendizajes de la terrible vida moderna del afán y la discordia, los aprendizajes de la desdicha, el desamor y el desconsuelo, pero la vida es mucho más que eso; la vida es aprendizaje en movimiento, hoy se aprende esto, mañana aquello y después... que va, nadie sabe cuándo será después. Falta en ese hermosos canto al desencanto la esperanza y la dicha pasajera; porque la vida es dar, darse amorosamente a los demás, es decir, ofrecer sin pretensiones de pasión ilimitada o definitiva; dar honestamente, dar confiando; aprender la vida es escucharla sin juzgarla y permitirse recoger sin prisa y con asombro el amor que otros ponen en tus manos.

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  2. No me asombra la fluidez de la escritura... Siempre ha tenido esa virtud , conozco muy
    bien tu capacidad creadora , de raciocinio y sensatez.......Felicitaciones.. Me duelen tus dolores tus angustias, pero se que alguien como tu saldrá victorioso. Te quiero mucho . Arminda

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